Mirarnos y medirnos: La clave para impulsar y comprender las oportunidades de la equidad de género al interior de las organizaciones.

Beatriz Seguel Franzani 

Presidenta del comité de Género y Liderazgo, CPC Biobío  

 

Adoptar la equidad de género como pilar de la estrategia corporativa tiene beneficios claros y tangibles. Está estudiado que implementar medidas de equidad de género puede tener un impacto significativo en los resultados de las empresas y en la economía global. 

De acuerdo con estudios realizados por el Foro Económico Mundial, las empresas que promueven la equidad de género tienen un 45% más de probabilidades de aumentar su participación en el mercado y un 70% más de éxito al incursionar en nuevos sectores. Además, cerrar la brecha de género podría impulsar el PIB global en 12 trillones de dólares y   conectar a 240 millones de trabajadores a la fuerza laboral mundial para 2025 según McKinsey. 

Ante esta evidencia, es fundamental que las empresas abordemos la equidad de género con acciones reales que formen parte de nuestra estrategia de negocios sostenible a la medida de nuestras necesidades y recursos.  

El primer paso es que la organización conozca cuáles son sus debilidades y desafíos.  Es crucial realizar un diagnóstico de brechas en equidad de género para identificar las áreas donde se presentan desigualdades y desafíos. Esto permite la generación de indicadores o KPI para medir el progreso de una empresa y establecer planes de acción para los asuntos que se declaren como prioritarios de acuerdo a la realidad y limitaciones de cada organización. 

En Chile, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género publica anualmente el Reporte de Indicadores de Género en las Empresas, que sistematiza la información que las entidades inscritas en el Registro de Valores reportan a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) a través de la Norma de Carácter General N°386. Este reporte incluye indicadores como la participación laboral, salarial y acceso a cargos de alta responsabilidad en los directorios de estas empresas. 

A nivel internacional, existen herramientas como el Índice de Equidad de Género (IEG), desarrollado para medir situaciones que son desfavorables para las mujeres. Este índice facilita comparaciones internacionales clasificando países, basándose en indicadores de inequidad de género: educación, participación económica y empoderamiento. 

Al medir y monitorear estos indicadores, las empresas pueden identificar áreas de mejora, diseñar, implementar y medir planes efectivos para cerrar las brechas y aprovechar las oportunidades en materia de equidad de género.  

Contar con indicadores permite a las empresas comunicar sus avances y compromisos. Este ejercicio de transparencia mejora el clima, compromiso, retención del talento y posicionamiento de la empresa nacional e internacional. 

Es clave establecer metas desafiantes y cuantificables en coherencia con nuestro propósito, los valores que declaramos y nuestra narrativa pública. Así podremos garantizar la coherencia de nuestro discurso e institucionalizar las prácticas de equidad de género.